Por Peter Boyle.
A medida que los gobiernos de todo el mundo se han afanado por hacer frente a los desafíos sanitarios y económicos de la pandemia COVID-19, se han visto obligados a adoptar medidas de emergencia que no habrían aceptado hace apenas unos meses, desafiando la idea de que un mayor gasto público para atender las necesidades sociales es simplemente inasequible. Sin embargo, la posibilidad de un cambio social duradero sigue dependiendo de manera crucial de la movilización social y la organización en interés de la mayoría de las personas.